domingo, 22 de noviembre de 2009

La Araña.

En algún callejón olvidado de La Ciudad una Araña corría desesperada.

Detrás de ella caminaba de forma lenta el Gato de ojos perspicaces.

Un simple salto de el equivalía a toda una corrida de la pobre arañita.

Ella estaba agotada sin embargo utilizaba todas sus fuerzas en su huida del sádico Gato.

Cuando el vio por primera vez a la Araña, simplemente la siguió con la mirada, y luego de observarla minuciosamente, decidió posar su pata suavemente sobre la araña, para ver como reaccionaba.

Esta se asusto, y eso al Gato le divirtió mucho.

Fue entonces cuando la Araña comenzó a correr, y al ver que su presa se escapaba, el Gato saco una de sus filosas garras y con mucho cuidado le arranco una pata a la Araña.

Ahora correr era mucho más difícil para ella, y su miedo era cada vez mas exagerado. Por lo que el juego se volvía mas entretenido para el Gato.

El Gato podría haberla asesinado con un solo movimiento y sin ningún esfuerzo, sin embargo eso no le hubiera dado ningún placer. El quería a la Araña retorciéndose de dolor.

Por lo que siguió molestando a la Araña, arruinando cada uno de sus intentos de escape, mutilándola lentamente, hasta que la desesperación de la Araña fue tal que termino por matarla.

Oh, pobre arañita, que minutos antes jugueteaba viendo la angustia de una pobre mosca, que tontamente quedo atrapada en sus redes.

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